Recuerdo con cariño los días de playa con mis abuelos, horas y horas tirada en la arena mientras mi abuelo miraba el periódico y le quitaba croquetas a mi abuela, ella fingía enfadarse y le daba con la mano mientras se reía. Todavía recuerdo esa nevera llena de comida y las risas alrededor.
Hoy quiero ir a la playa, ya no están mis abuelos, ni vamos a la misma, pero si nos seguimos tumbando bajo la misma sombrilla, ahora me toca a mí llevar la comida, sí, las mismas croquetas, esas que me enseñó a hacer: las de atún. Aunque es verdad que ahora también triunfan las de jamón serrano y espinacas.
Es verdad que las cosas cambian, que las ausencias duelen, pero es bonito recordar todo lo vivido y a nuestra forma seguir disfrutando de un día de playa.
¡Sígueme y no te pierdas nada!
¡Hola!
ResponderEliminarQué reflexión más bonita. Hay que disfrutar pensando en la gente que ya no está, porque sus recuerdos siempre nos acompañan.
¡Un beso!
Qué bonito! Sí, las ausencias duelen, pero nos quedan esos recuerdos que nos arrancan más de una sonrisa.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola!
ResponderEliminarMe encantó lo que has escrito. Creo que todos nos podemos relacionar, todos tenemos alguna ausencia que todavía nos duele pero que no por eso vamos a dejar de recordar.
Saludos, Cati